Bienvenida

Eres imprevisible. Unas veces llegas pisando fuerte y otras de forma tan sutil que eres inapreciable. Te gusta hacer visitas breves antes de tiempo, para avisar de que un día llegarás para quedarte. A pocos les gusta este comportamiento tuyo de dejarnos con la miel en los labios y quitárnosla cuando estamos a punto de tragarla, pero te conocemos y ya nos hemos acostumbrado a ello.

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Te gustan los cambios. Eres como un largo puente que nos permite dejar atrás una época poco querida para llegar a la más deseada. Durante el camino puede pasar de todo, pero saber que lo bueno está por venir hacen más llevaderos esos… digamos que… cambios de humor tuyos. No me mires así porque es verdad. Una mañana nos ciega el sol por tu culpa mientras otras llegamos empapados a casa porque a las nubes les ha dado por revolucionarse. Sabemos que esta es la época en la que tocan las lluvias, pero esa agradable temperatura tuya que te calienta pero no abrasa, y ese sol brillante sobre un cielo limpio y azul es demasiado bonito para que se estropee con nubarrones negros. Entiéndelo.

Estás llena de colores. Para mí, los almendros en flor son tu seña de identidad para decir que estás aquí, pero son todos esos tonos vivos con los que decoras los jardines los que demuestran que tienes poder de traer alegría a través de las flores. Claro que no todos están tan contentos con esta faceta tuya, ya que para muchos supone la llegada de los estornudos y los ojos llorosos. Mientras unos te adoramos, para otros eres toda una pesadilla, pero es que no se puede contentar a todo el mundo…

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Eres motivo de celebración. Contigo comienza la temporada de fiestas “BBC”, bodas, bautizos y comuniones; esos compromisos que tenemos casi todos los años y que difícilmente podemos escaquearnos de ellos. También están las graduaciones, y todo tipo de actos en los que hay que ponerse mona, con lo que también eres la excusa perfecta para renovar el armario. En este momento ya te atreves a ponerte colores vivos sin miedo a ir desentonando y los estampados vuelven a ser protagonistas del 50% de tu armario.

La sangre alteras. Ésta es tu especialidad, así lo dice el refrán. Los jóvenes y no tan jóvenes tienen las hormonas alborotadas y el amor se ve en cada esquina. Al igual que en este época se consolidan muchos amores que prometen ser para siempre, es el momento ideal para empezar nuevas aventuras. No importa que no lleguen a verano.

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Apuestan por ti. Las marcas de moda invierten grandes cantidades de dinero en tu llegada porque confían en que merece la pena. No importa que este año te estés haciendo la remolona. Antes o después lo bueno estará aquí.

Bienvenida primavera.

El sol de mi vida

Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Pero en mi caso me di cuenta de lo que había perdido cuando lo había recuperado de nuevo. Son esas cosas que están tan implícitas en tu día a día que no te das cuenta de que están ahí, ni siquiera cuando se van. Sin embargo, de pronto un día te deja a ciegas en pleno invierno, cuando el termómetro no supera los cinco grados, y te das cuenta de que estuviste más de medio año sin que esto te ocurriera.

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Se me había olvidado lo que era el sol de Madrid. Incluso en invierno, cuando no calienta tanto como en una tarde de verano, en la que hasta el asfalto pide un poco de compasión. Ya no recordaba, que aquí, en mi ciudad de siempre, las gafas de sol no se guardan en todo el año. De vez en cuando se oculta un poco más porque las nubes ese día han decidido que quieren el protagonismo, pero desde que dejamos atrás el verano, son muchas las veces que el sol ha salido a saludarnos y darnos ese empujoncito que nos hace falta cada mañana para salir a la calle.

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Vivir en un país donde el cielo era gris a todas horas me ha hecho valorar lo que tengo aquí. Durante el tiempo que estuve fuera no me parecía tan malo lo que veía tras mi ventana, quizá porque suplía esa falta con otros encantos que encontraba por la ciudad, pero ahora que el sol me ciega cada vez que voy a trabajar, me doy cuenta del privilegio que tenía en casa.

Ver el cielo despejado, nubes blancas que no frenan el paso de los rayos del sol, ese calorcito que sientes en plena época invernal si permaneces quieta durante unos minutos en el mismo sitio… eso,  hace que el día se lleve mejor, y definitivamente, hace que nuestro ánimo esté siempre en positivo.

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Toda la vida a mi lado, toda la vida disfrutando de él, pero ha sido ahora cuando más lo he valorado, cuando más me ha sorprendido al estar ahí día tras día, acompañándome hasta en las tardes más frías, dándome esa luz que hace que todo se vea más claro, más soleado.